lunes, febrero 05, 2007

Profecía para los inocentes

II
Nadie se acordará entonces de la escisión fraternal que nos encarrilase a un destino conjunto. Tú solías ser el destello que motivara mis pasos a lo intangible: ahí. Tu serás el motivo de planes a distancia e ideales conjugados. Tu serás, tu solías. Estás. Nadie vislumbrará entonces los matices opacos (melancólicos transitantes) de nuestra era sombría. Solo seremos testigos extintos enfundados en risas, apego y lealtad. Dispuestos a reencontrar la vida, a celebrar lo preservado. Devota y fiel familia.


(Fragmento)

Santos Rafael Atilano

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