Gracias por venir

Se debe naturalmente, a la paciencia con que esperas y me haces esperar sin complicaciones, a los sonidos tan discretos con que disimulas tu emoción, al distinguirte a lo lejos y correr para abrazarte y empujarte sutilmente por la espalda para quitarme las ganas de sujetarte por la cintura.

Se debe ( y seguro lo sabes, eres tan inteligente) a que contigo la tranquilidad es una constante que fluye sin márgenes desde tu sonrisa hasta mis ojos, que distinguen tu cariño.

A veces me detengo a medio pensamiento y descubro que los sueños se encuentran a solamente segundos luz de ser tangibles, de arruinar con toda tu paz el desentendimiento que resonó por eternidades junto a los miedos que me fueron transformando en un detallista, en un alfarero que lo no ideal simplemente lo desecha.

El que me tengas hoy, pensando en tu bondad, en tu fortaleza y valentía, en tu capacidad para iluminar sin restricciones todos los temores de un pasado fosilizado, se debe naturalmente a que eres tú mi presente, ignorando mi futuro, sin indagar en mi pasado, solamente tú para hoy, para ti, para mí, y para un nosotros que con cada repetición suena un poco mas bello.

(Y eso, princesita, es algo bueno)