martes, febrero 27, 2007

Las ganas de verte se asoman diario por encima de la costumbre. Me sigues gustando con la misma intencidad pero una pizca mas de temores, lo sé, injustificados, indebidos e insolentes. ¿Pero a que juego cuando siento que eres solo tú quien me puede hacer sentir cosas que creía barridas hace tiempo? Si yo mismo no pierto la desconfianza cuando veo que te acercas, si me volteo con todo el nerviosismo del mundo por que, a pesar de confesarle a la almohada, la regadera y este artefacto de comunicación que si, en efecto, me atreveré proximamente, siempre termina por imponerse el regimen de la covardía.

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